"Los berretines argentos" crítica de La Medallita de Rocio Rivera para la revista Caligari










Crítica de Revista Caligari por Rocio Rivera. Muchas gracias!


Los berretines argentos.




La pasión por actividades, artistas, hechos, entre otras cosas, ha caracterizado a lxs argentinxs a lo largo y ancho del mundo. Y el arte siempre ha sabido ser un espejo de la efervescencia que corre por la sangre de las venas argentas, y el cine, no ha escapado de eso, ni en sus comienzos ni ahora. Un poco de esta memoria emotiva de las grandes pasiones argentinas nos trae Martín Aletta en su cortometraje La Medallita, que forma parte de la decimoséptima edición de Historias Breves.


En una suerte de homenaje no solo al cine en blanco y negro, sino a toda la estética tanguera y porteña que supo darle impronta al primer cine comercial argentino, el film se basa en hechos reales que le sucedieron a la figura de Cátulo Castillo, reconocido letrista de tango, pero que además en su juventud, fue un exitoso boxeador. Pero sus labores no terminan allí: fue charlista, director del Conservatorio Municipal Manuel de Falla , catedrático, gremialista (afiliado al partido comunista), director de orquesta, autor de temas para películas y revistas musicales, y hasta veterinario, cuando prohibido por la dictadura de 1955 se dedicó a estudiar y atender a todos los animales de la zona de Ezeiza. Pero este cortometraje nos trae a la memoria, su paso por el ring y su relación con el tango, además de su pasión por las letras.


En un relato bien estructurado y presentado, los 15 minutos de La Medallita bastan y sobran para dar a conocer la figura de Castillo y al mismo tiempo sembrar la curiosidad sobre la impronta de Cátulo en todes aquelles que puedan mirar este reciente cortometraje. Siguiendo una estética ya iniciada hace pocos años por el film La Antena (Esteban Sapir, 2007), se logra una cinta que hace homenaje y al mismo tiempo reivindica al cine silente y la magia de la narración de historias a través de la corporalidad de lxs actores y actrices, ponderando los gestos y lo visual por sobre los diálogos y lo verbal, volviendo a poner en funcionamiento poca información a merced de lxs espectadorxs a través de breves intertítulos que solo orientan y ubican los diálogos entre los personajes y explicitan el espacio tiempo de la acción. De igual forma vuelve a poner en funcionamiento recursos del viejo cine clásico, como el traspaso de las hojas de almanaque indicando el paso del tiempo, funcionando así a modo de elipsis de la acción para poder condensar en 15 minutos, los años de vida narrados de Cátulo.


Además, el film también se permite jugar con el público cinéfilo en dos oportunidades muy claras: en primer lugar haciendo alusión a una de las primeras películas sonoras del cine nacional: Los Tres Berretines (Enrique Susini, 1933), que hacen referencia a las tres grandes pasiones de lxs argentinxs hacia la década de 1930: el fútbol, la radio y el tango, a lo que La Medallita  le agrega atinadamente el boxeo; y en segundo lugar: explicitando este homenaje al cine clásico de nuestro país, exponiendo en una tapa de diario el poster y propaganda de otra de las primeras películas sonoras ¡Tango! (Luis Moglia Barth., 1933). Breve y conciso, este cortometraje posibilita jugar con la resemantización de hechos reales de la vida de este letrista (como su paso por el boxeo) al hibridarlo con un realismo mágico, por ejemplo en la inclusión del personaje del vidente, que permite ensalzar la figura de Cándido,entre otros elementos que no se pueden decir sin spoilear, no quedará más remedio que ver La Medallita, para poder conocerlos.